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CULTURA
          Promover el conocimiento y valoración de
          los diversos patrimonios en la comunidad;
          formar  profesionales  idóneos,  con
          perspectiva crítica y pertinencia técnica;
          situar los temas patrimoniales más allá de lo
          ornamental e instalar dentro de la discusión
          pública la necesidad de salvaguarda y
          comprensión de su relevancia para las
          sociedades. No pocos son los desafíos que
          enfrenta el mundo universitario ante el
          amplio y complejo panorama que supone
          entender  los patrimonios.  Y sí,  en plural,
          uso  que  ha  venido  incorporándose  en
          el lenguaje como reconocimiento de las
          distintas manifestaciones que tiene.

          Sus clasificaciones y definiciones han estado
          en permanente revisión, en la que ha
          desempeñado un rol activo la Organización
          de las Naciones Unidas para la Educación,
          la Ciencia y la Cultura (UNESCO), institución
          que lidera los lineamientos y acuerdos
          internacionales sobre la materia. Prueba de
          estas transformaciones y áreas de abordaje
          son los 34 instrumentos normativos, entre
          Acuerdos, Recomendaciones, Convenciones
          y Declaraciones Universales.

          El camino comenzó en 1948, cuando se
          escribió el  “Acuerdo sobre la Circulación
          Internacional  de Materiales  Audiovisuales
          de Carácter Educativo, Científico y Cultural”
          hasta el más reciente documento, referido a
          la “protección y promoción de los museos y
          colecciones, su diversidad y su función en la
          sociedad”, fechado en 2015.
          Los diez primeros años, UNESCO centró
          la mirada en la protección y circulación
          de publicaciones, objetos y materiales de
          carácter científico y cultural. A partir de los
          años  ‘60 se incorporaron de manera más
          evidente temas como la accesibilidad, el
          patrimonio natural y la problemática del
          contrabando de bienes culturales, hasta
          que en 1966 se proclamó la  “Declaración
          de los Principios de la Cooperación
          Cultural Internacional”. Ella reconoce, en
          su artículo primero, que toda cultura tiene
          una  dignidad  y  un  valor  que  deben  ser
          respetados y protegidos; que todo pueblo
          tiene el derecho y el deber de desarrollar su
          cultura y que todas las culturas forman parte
          del patrimonio común de la humanidad.

          Hasta los años ‘70 el trabajo fue prolífico
          en nuevos instrumentos, para menguar en
          los ‘80. La llegada de un nuevo siglo trajo
          consigo la atención a temas urgentes como
          la diversidad cultural (2001), el patrimonio
          cultural subacuático (2001), la destrucción
          intencional  del  patrimonio  cultural
          (2003), la salvaguardia del patrimonio
          cultural inmaterial (2003), la protección
          y la promoción de la diversidad de las
          expresiones culturales (2005) y el paisaje
          urbano histórico (2011). Con ellos, llegaban

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